martes, 22 de junio de 2010

Vigésimo sexto parte de guerra

Sin grandes cambios en el campo de batalla, pero con serias dificultades digestivas, náuseas y escaso apetito. Digestiones malas y otras peores, ¡qué le vamos a hacer, Mi General! Todo ello producido, parece ser por la bendita-maldita píldora diaria coadyuvante de la quimio. Quimio que el estratega ha prolongado un mes más, ¡ufff!

Eso si, mis afanes viajeros no cesan: lunes y martes pasado a Vitoria, a recoger al Batallón Ecuato-nicaragüense, viernes a Talavera de la Reina, recuperando encuentros peruanos: Carmen con Antonio y Fede. Y varios días en El Escorial (ver fotos)
¡A s'órdenes, Señor!

                                               El Batallón, en pleno

                Parada y fonda en Burgos para reponer la intendencia, como puede comprobarse




                   ¡28 años les separaban...! ¡Y hoy no la esperaban!
   














Venga, venga, que no es pa' tanto












Y el domingo, a comer a la Silla de Felipe II, donde me encontré esta tórtola (su tórtolo, dentro por el calor):

domingo, 6 de junio de 2010

Carta de un sacerdote uruguayo que vive en Angola

Me ha gustado mucho esta carta, por que dice muchas verdades, claro que esto no sale en prensa. Es la cara de la Iglesia que no es noticia


Soy un simple sacerdote católico uruguayo que, desde hace 20 años, vivo en Angola. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación.
Me da un gran dolor por el profundo mal que sacerdotes, que deberían  ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes. No hay palabras que justifique tales repugnantes actos.
Veo, en muchos medios de información, la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes… 

¡Es curiosa la poca noticia y desinterés que existe por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos, en los cuatro ángulos del mundo!
Pienso que, a los medios de información, no les interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG’s no estaban autorizadas.
No ha sido noticia que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado; que le hayamos salvado la vida a miles de personas en Moxico, mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como con la distribución de alimentos y semillas; que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños...  
No es de interés que, con otros sacerdotes, hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.
 No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra las ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina; que alfabeticen cientos de presos; que otros sacerdotes, como P. Stefano, tengan hogares transitorios para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violados y buscan un refugio.
 Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando a los enfermos y desesperados.
 No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes y religiosos, hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en una leprosería, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional, en centros de atención a seropositivos… o en parroquias y misiones, dando motivaciones a la gente para vivir y amar.
 No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, lo hayan transportado de Kalulo a Dondo y, volviendo a su misión, haya sido ametrallado en el camino; que el hermano Francisco, con cinco señoras catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un asalto en la calle; que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires, a causa de una mina, visitando a su gente.
En el cementerio de Kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región… Ninguno pasa los 40 años.
 No es noticia acompañar la vida de un sacerdote “normal” en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve. 

La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua.  Hace más ruido un árbol que cae, que un bosque que crece.  No pretendo hacer una apología de la Iglesia y ni de los sacerdotes.  El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico.
 Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir sus hermanos.
 Pbro.  Martín Lasarte (salesiano) - Angola

sábado, 5 de junio de 2010

Lo escribió E.Galeano el día de mi cumpleaños

MÁS ALLÁ DEL HORIZONTE
Jueves 3 de Junio de 2010


* Exige Dignidad

Celebro que Amnistía Internacional esté ampliando y profundizando su lucha por la plenitud de los derechos humanos.
Ojalá que esto nos ayude a que nunca más se acepte la pobreza como si fuera costumbre, porque la pobreza es una maldición que mata callando, sin bombas que estallen ni balazos que aturdan,
Y que el desarrollo económico se deje de desarrollar la injusticia en un mundo que ya padece mil millones de hambrientos,
Y que este mundo ya no sea un barco que viaja con más náufragos que navegantes,
Y que los países pobres dejen de obedecer las órdenes del mercado mundial, y que sus inmensos cultivos de exportación no sigan convirtiendo a los campesinos y a los pescadores en mendigos,
Y que nos dejemos de confundir el progreso con el exterminio de la tierra, el agua y el aire, que expulsa a los pobres y los condena a ser vagabundos sin patria,
Y que este mundo enamorado de la muerte destine a la dignidad humana los miles de millones de dólares cada día destinados a la industria militar, que es el nombre artístico de la industria del crimen,
Y que nos dejemos de preocuparnos tanto por dar de comer a los autos y empecemos a dar de comer a las personas,
Y que empecemos a entender que los quince niños que cada minuto mueren de hambre o enfermedad curable no mueren de muerte natural, sino que son asesinados,
Y que empecemos a entender que el asesino es el sistema que se dedica a matar hambrientos en lugar de matar el hambre, porque está en guerra contra los pobres y no contra la pobreza,
Y que la riqueza se deje de comer pobreza, como si fuera la cosa más natural del mundo, porque ¿qué sería de la riqueza sin brazos baratos para trabajar y sin países baratos que comprar?
Y que nos dejemos de aceptar que los pobres vayan presos por ser pobres, como si fuera la cosa más natural del mundo, porque si no fueran pobres, robando se convertirían en prósperos banqueros y matando llegarían a ser condecorados generales,
Y que los países más poderosos del mundo, cuyo bienestar proviene en gran medida de la humillación de los demás, se dejen de tomarnos el pelo,
y que se dejen de mentir los numeritos de las estadísticas,
y que se dejen de firmar compromisos que jamás cumplirán prometiendo reducir la pobreza, mejorar la salud, salvar el ambiente, proteger los derechos humanos y salvar la paz universal,
y que sus actos ya no confirmen el viejo proverbio francés que dice que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud.
Y que al menos sean un poquito menos hipócritas, ya que no saben ser más justos.

Eduardo Galeano