jueves, 30 de julio de 2009

Tregua en la lucha

La verdad, ha sido una noche muy pacífica, nada de guerra, no había nadie contra quien luchar.
Tiempo para reflexionar, para mirarnos cara a cara Marujilla y yo y encontrar la paz en el otro.
Tiempo para pensar en todo y en todos vosotros y recordar tantas muestras de cariño y de paz que ya nos habéis manifestado.
Tiempo para agradecéroslo de corazón.
Tiempo para orar, bendecir y dar gracias.
¡A cualquiera que se le diga...! Nos hemos sentido, los dos, llenos de paz, bendecidos, privilegiados, ¿podemos decir que felices?
Privilegiados con vuestra amistad, vuestras palabras y vuestras oraciones.
Privilegiados -y no hace falta viajar mucho para saberlo- por estar en uno de los mejores hospitales de España en esta especialidad. ¡Qué pocos hospitales de esta categoría debe de haber en todo el mundo! Y por el equipo médico que nos atiende.
Privilegiados porque muchos otros, por millones, caen mucho antes y por mucho menos. ¡Muchos por un vaso de agua!

No sabemos nada de lo que vendrá después. Yo no creo que debamos re-crearlo en nuestra imaginación. Podrá ser fácil, quizá no tanto, eso vendrá por si mismo. Lo que tenga que ser, será. Hoy somos felices. Y punto. Laus Deo.

Os queremos,
Álvaro

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